Aunque el grado de información va mejorando año tras año, sigue existiendo un desconocimiento importante sobre la migraña, una enfermedad realmente frecuente en nuestra población. En ocasiones, los pacientes todavía desconocen la diferencia entre “cefalea” y “migraña” o “jaqueca”.
Así pues, la migraña aún no se considera una enfermedad grave y eso conlleva a un retraso en el diagnóstico con consecuencias muy negativas en la calidad de vida de los pacientes.
Por eso es tan importante hablar de la migraña, porque es necesario que la sociedad conozca la importancia y la gravedad de esta patología neurológica tan discapacitante.
En el ámbito laboral, la migraña provoca absentismo, bajas y reducción de la productividad, generando un coste económico importante para la sociedad. A nivel social, los pacientes se sienten muy afectados por no poder hacer planes o no poder disfrutar de los momentos más importantes con sus familiares o amigos.
Más allá del tratamiento farmacológico, es también muy importante promover entre los pacientes una correcta higiene de sueño, una dieta saludable, ejercicio habitual y reducir el consumo de tabaco o alcohol, y que cada paciente sepa identificar sus desencadenantes de la migraña.
Además, a nivel farmacológico, la clave para un paciente que sufre demasiadas crisis de migraña son los tratamientos preventivos, con los que reducir la frecuencia y la intensidad de los ataques.
El inicio de este tratamiento preventivo no debe retrasarse e incluso puede empezarse desde atención primaria, derivando al paciente a la consulta de neurología para encontrar otras soluciones si no ha conseguido una mejora. Hoy en día existen nuevos tratamientos biológicos específicos dirigidos contra uno de los péptidos relacionados con el origen de las crisis de migraña y que, sin duda, ayudan a controlar la enfermedad y a recuperar la calidad de vida de los pacientes respondedores a este tipo de tratamiento.